Cruzando el cielo, pintando nuestros cuerpos, rozando el frío, cayendo. Esquivando, escribir sin pensarlo. Lo que nos hace seguir. Un compás, una forma de que todas las piezas encajen. Una, dos, tres en raya. Localiza el núcleo, atraviésalo. Tú dejas al aire sin aliento. Tú hiperactivizas al speed y haces que el cielo se adapte a tu forma. El mundo gira demasiado despacio. No sincroniza con el ritmo de mis latidos.

martes, 26 de octubre de 2010

Estadística y probabilidad.

Tocó cara. Rompimos los cristales y nos escapamos por la puerta de atrás mientras sonaba la alarma de incendios. Con una litrona en la mano, la sangre hirviendo y el cáncer en los pulmones. Basta de andar, corrimos. Tiramos piedras, nos subimos a los tejados. Volamos. El miedo se ahogaba en el alcohol y las neuronas saltaban y corrían, y se retorcían contentas nadando en SPEED. Expulsamos el oxígeno que no nos dejaba respirar y volvimos a casa corriendo por las escaleras. Echamos abajo todos y cada uno de los muebles, rompimos todos los muelles. Mojamos las galletas en cerveza y tú te lo tomaste muy en serio.

Tiramos la moneda. Cara. En tu moneda, estadísticamente siempre, sale cara. Fuimos a por más piedras. Y te tomaste nuestro juego tan en serio, que la vida nos parecía una puta broma.

Para tí, de todavía yo.

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